Se cumplen veinte años sin Luis Ocaña, el campeón excesivo
Su desafío a Merckx le encumbró. En España era el francés y en Francia, el español. Aquí no se sintió muy querido, en una etapa en la que el ciclismo bailaba al son del Kas
España.- Luis Ocaña Pernía (Priego, Cuenca, 9 de junio de 1945-Mont de Marsan, 19 de mayo de 1994) tenía que coger un coche para desplazarse a Bolonia, donde tres días después arrancaba el Giro de Italia de 1994, aquel que ganó Berzin y perdió Indurain. Ocaña iba a comentar la carrera con la COPE, como había hecho hasta cuatro días antes en la reciente Vuelta a España, la tercera de Rominger y la última en primavera. Pero en lugar del coche, cogió una pistola y se pegó un tiro en la sien, en su casa de campo de Caupenne d’Armagnac.
Josiane, su mujer, le encontró muerto. Tenía el teléfono descolgado. Su última llamada había sido a su amigo Juan Hortelano, según relata Carlos Arribas en su libro Ocaña. La mala salud de su negocio vinícola y la mala salud de su maltrecho hígado le arrastraron a una depresión. Oficialmente, el juez decretó suicidio, aunque la familia de Luis y su hijo Jean-Louis sospechaban de su esposa.
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Josiane, su mujer, le encontró muerto. Tenía el teléfono descolgado. Su última llamada había sido a su amigo Juan Hortelano, según relata Carlos Arribas en su libro Ocaña. La mala salud de su negocio vinícola y la mala salud de su maltrecho hígado le arrastraron a una depresión. Oficialmente, el juez decretó suicidio, aunque la familia de Luis y su hijo Jean-Louis sospechaban de su esposa.
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