Editorial: La soberbia separó a la MSN

La soberbia separó a uno de los tridentes más espectaculares de la historia. El “mago” (Neymar) dejó al genio (Messi) y al "Killer" (Suárez) a mitad de una misión con destino a la gloria, por ser el comandante de una tripulación nueva con un final desconocido.

No fue un tema de dinero, mucho menos de felicidad; fue un tema de arrogancia, de protagonismo, de querer ser la estrella desde este momento. Neymar lo tiene todo para ser el mejor jugador del planeta, pero en tres años... y él lo quiere ser desde ahora.

Calidad tiene, talento también y magia le sobra en los botines para ser la máxima figura en cualquier otro club. Para desgracia del brasileño llegó a Europa para jugar con uno de los dos únicos clubes en la Tierra que tienen una estrella de otro universo. Cristiano Ronaldo en el Real Madrid y Lionel Messi en el Barcelona, por momentos parecen estar, inclusive, por encima de su propio club (y estamos hablando del Madrid y del Barça).

Con la salida de Neymar del Barcelona perdemos todos. Si, perdemos todos, y no lo digo como aficionado blaugrana, lo digo como aficionado al futbol. 

Neymar gana dinero y protagonismo pero pierde en el deporte. Se aleja de los reflectores a nivel mundial, no es lo mismo jugar en la liga española que en la francesa. No es lo mismo tener como máximo rival al Real Madrid que al Mónaco (con todo respeto para el club monegasco).

Pierde el Barcelona y pierde mucho. Así como alguna vez Messi heredó el trono de Ronaldinho, Neymar era el destinado a heredar el reinado del argentino. Tal vez 222 millones de euros sea una cifra razonable pero no va a alcanzar para reemplazar al brasileño. No porque sea poco dinero (en realidad es una barbaridad), si no porque en el planeta, no hay otro futbolista de la capacidad de Neymar. Búsquenlo debajo de las piedras, no lo van a encontrar.

Y por último, perdemos nosotros, los aficionados al deporte más maravilloso del mundo que semana a semana vemos, sufrimos y gozamos por el futbol. Se fue la combinación perfecta del balompié, Genio, Mago y "Killer" se separan y es probable que nunca más se vuelva a encontrar algo así, y no me refiero al tridente Messi-Suárez-Neymar, me refiero a la combinación como tal. Nunca más veremos juntos a un Genio, a un Mago y a un "Killer" de dicha calidad.

222 millones sirvieron para que los aficionados al balompié dejemos de disfrutar las gambetas de Neymar para combinarse con Messi y asistir a Suárez. 222 millones bastaron para separar una de las tres aristas que maravillaron al planeta con sus regates, desfíguros, descaros y goles. 222 millones fueron suficientes para alejarnos de la mayor expresión de futbol en los últimos años.