El año pasado falleció a los 100 años de edad, Luis Echeverría Álvarez, quien fuera presidente de México de 1970 a 1976 y que durante su mandato se viera involucrado en un amplio historial de decisiones políticas y sociales que marcaría un antes y después en el país y que por supuesto, el deporte también estaría involucrado.

Más en específico el futbol, dónde Echeverría tendría injerencia de forma nunca antes vista y que por primera vez en la historia, el poder federal se metería de lleno a los escritorios del balompié mexicano.

LUIS ECHEVERRÍA, EL PRESIDENTE QUE TOMÓ LAS RIENDAS DEL FUTBOL MEXICANO

Luego de organizar la Copa del Mundo de 1970, la Selección Mexicana contaba con una gran generación de futbolistas de cara al proceso de Alemania 1974, sin embargo, en el Premundial del 73 llegaría una de las sacudidas más grandes en la historia. Un fracaso rotundo que dejó al Tricolor fuera del Mundial y con consecuencias graves.

La Federación Mexicana sufre una crisis profunda, cambiaron de presidente hasta en 3 ocasiones en menos de un año y con el Futbol sin rumbo, el presidente en turno, Luis Echeverría, decide por decreto federal, tomar las riendas y poner a un juez y árbitro que tome las decisiones en torno al balompié.

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Gustavo Petricioli era el nombre del que, por órdenes del mandatario mexicano, tomaría el rol de comisionado de la Liga, algo así como en la NFL o la NBA, sin saber que en el futbol, los egos , las envidias y las traiciones, sin mucho peor que en la política.

En los primeros meses de la era de Petricioli, los clubes estaban dispuestos a cooperar, acataron las propuestas de su nuevo mandamás y se empezó a tener roce a nivel internacional en torneos amistosos con equipos de sudamérica. Sin embargo, fue pasando el tiempo y con el final del sexenio de LEA en puerta, la gestión de Gustavo vino a menos y entró a escena Emilio Azcárraga Milmo, que sin hacer mucho ruido, no solo le devolvió el futbol a los dueños, sino que se hizo de la confianza del comisionado.

Ya como el hombre más importante de la televisión en todo el continente, el Tigre fue haciendo que Petricioli se convirtiera en uno más de sus hombres y sin darse cuenta, el que en teoría era el mandamás de la Liga, terminó por recibir órdenes de don Emilio.

Así, para finales de 1975, Gustavo Petricioli dijo adiós al futbol y volvió a la política, fue secretario de Hacienda y Echeverría también dejaba la presidencia con la particularidad de haber sido el único mandatario que tuvo injerencia directa y pública, dentro de la Liga Mexicana.